Cuando llegás a cierto punto en tu carrera, es probable que empieces a replantearte algunas cosas. Y quizás te des cuenta de que alguna de ellas te causa un sentimiento curioso: arrepentimiento. Por supuesto, todos tienen su pequeña lista negra de errores más o menos vergonzosos. Pero una experiencia de la que no nos sentimos orgullosos no necesariamente nos genera arrepentimiento. Y sí: todos tenemos en nuestra trayectoria una o dos decisiones mal tomadas y algunas oportunidades perdidas que han impactado en nuestra carrera laboral.

La lista será distinta en cada ocasión, dependiendo del escenario, de las metas y de la carrera desarrollada. Acá van algunas de las situaciones más comunes, que pueden considerarse como los mayores errores que pueden aparecer en tu vida profesional. Si llegaste a ese punto en que revisás tu carrera –y tu propia felicidad en ella- entonces también es hora de ver si te arrepentís de algún camino tomado. ¡Cuidado! Esta reflexión te puede llevar a pensar en cambios más profundos…



Error #1: no seguir tu propio camino

Es natural querer seguir el consejo de otros. Pero es muy distinto seguir el consejo de un referente que seguir a la manada. ¿Te preguntaste alguna vez si los consejos de otros te sacaron de tu propio camino por inseguridad, falta de autoestima o simple ingenuidad?

Pensá si rechazaste alguna oportunidad porque otros la consideraron demasiado arriesgada. Recordá si quedarte en el lugar más seguro te dio felicidad o, por el contrario, una sensación de que no estabas haciendo lo que realmente querías hacer.

Al final del camino, muchos se arrepienten de no haber arriesgado seguridad financiera o comodidad en pos de buscar un destino más feliz o más acorde a sus ambiciones. ¿Esto significa que deberías tirar la casa por la ventana en la primera oportunidad que veas? Para

nada. Sin embargo, si llegaste a esa reflexión, quizás sea bueno que tomes algunos riesgos cuando consideres que valen la pena.

Error #2: no evaluar bien las situaciones tóxicas

Nadie atraviesa la vida profesional sin conflictos. El problema aparece cuando lidiás de una forma incorrecta con esas situaciones tóxicas que marcan tu experiencia. Algunos escapan de la situación, haciendo como que no existe, y otros sobredimensionan sus reacciones. El ejemplo clásico es el del mal jefe. Los que intentan ignorarlo se dan cuenta de que diariamente se ven afectados por aquello que pretenden ignorar. Los que sobredimensionan la reacción, por su parte, terminan respondiendo agresivamente o renunciando sin más. En cualquiera de los dos casos, la situación podría haber resultado mejor.

Si te arrepentís de tu reacción ante alguna situación tóxica, quizás te sea útil aprender algunas técnicas de resolución y manejo de conflictos en el lugar de trabajo. A veces podés resolver la situación por tu cuenta, a veces tenés que recurrir al departamento de RRHH, y otras veces, quizás sí sea mejor ignorar la situación o no darle importancia. El error no viene de evitar hacerse cargo del conflicto, sino más bien de no haberlo evaluado con pericia.

Cuando veas que estás enfrentando todas las situaciones conflictivas con determinación, valentía y sentido común, entonces vas a darte cuenta que aprendiste habilidades muy valiosas, tanto para el trabajo como para la vida.



Error #3: no haberte dado el tiempo suficiente

Una carrera profesional puede inferirse también en cómo llevamos nuestro matrimonio, cómo criamos a nuestros hijos o en cómo nos vamos de vacaciones. Son pocas las personas que miran hacia atrás en su vida y se dicen: “Ojalá hubiese pasado más tiempo en la oficina”. Por eso, siempre hay que reflexionar sobre el camino tomado y pensar si realmente estás tomando el tiempo suficiente para vos. No para tu trabajo ni para tu carrera profesional, sino para todas las otras partes de vos que quedan relegadas por el trabajo. Vos sos también tu familia, tus amigos, tus vacaciones, tus hobbies y tu tiempo de ocio.



Cada persona tiene su lista de errores cometidos, de caminos ignorados o de situaciones mal llevadas, pero no hay que perder de vista que es posible mirar en perspectiva los años de profesión y evitar sentir arrepentimiento. Si los últimos veinte años de carrera se desarrollan sin ese sentimiento, vas a tener una vida profesional y personal mucho más plena.