Tu curriculum es la primera herramienta con la que contás para generar una buena empatía con el reclutador, por eso es fundamental que seas preciso en dos aspectos: la forma y el contenido.

En cuanto a la forma, tenés que prestar atención a 3 puntos:

El largo. Su extensión no debe superar las 2 carillas, si tenés mucha experiencia laboral o estudios, te recomendamos que selecciones lo más relevante de acuerdo a la empresa y al puesto al que te postulás.

La redacción. Redactá el CV en el idioma en el que se publicó el aviso de búsqueda, es recomendable que si es en español no utilices palabras en inglés. No olvides utilizar el corrector ortográfico y releer el CV para corregir los errores que el corrector haya pasado por alto. Un CV con faltas de ortografía habla de una persona que no revisa su trabajo.

El diseño. Lo más importante de un CV es que el reclutador pueda encontrar la información con facilidad. Utilizá títulos para señalar el tipo de información y una fuente sencilla en tamaño 10. Un diseño creativo puede generarte un plus y una diferenciación solo si lográs algo prolijo que cumpla con estos requisitos y siempre que lo requiera el puesto al que apuntás.

Ahora pasemos al contenido. ¿Qué es lo que tenés que escribir en tu CV?

Tus datos de contacto: nombre y apellido, mail y teléfono –ideal si ponés un fijo y un celular. No es necesario que pongas tu foto pero si decidís hacerlo tenés que verte profesional. Es básico que revises que los teléfonos y el mail estén actualizados al momento de enviar el CV.

En segundo orden poné tus estudios formales. El orden para detallar esta información así como la experiencia laboral, es cronológico inverso: primero lo último que estudiaste y especificando el año que comenzaste y terminaste. Si todavía no finalisaste los estudios, indícalo poniendo, por ejemplo: "cursando actualmente", o "pendiente de finalizar la tesina" o “en tercer año”.

Luego viene el turno de la experiencia laboral. Es importante contar solo aquellos relacionados al puesto al que te postulás o a la actividad de la empresa en la que queré ingresar. Si se trata de tu primer empleo formal, podés detallar otros trabajos que hayas tenido, pasantías o prácticas pre-profesionales, así como tus hobbies y principales intereses. Tenés que especificar en cada caso el puesto ocupado, tus responsabilidades y tus logros. También colocar los datos de contacto de las personas de referencia que puedan dar fe de tu desempeño en cada puesto o empresa. En este sentido, si el puesto al que te postulás es de mando medio o superior, generará una mejor impresión que tu CV esté acompañado por una carta de recomendación de tu anterior empleador.

Otro segmento es el de los idiomas y conocimientos técnicos. Describí el tipo de conocimiento y el nivel, en caso de ser un idioma si dominás oral y escrito. Si fueron cursos formales, agregá la institución y el año.

Para finalizar, incluí un apartado sobre datos adicionales que puedan interesar a la empresa como por ejemplo tu disponibilidad para viajar, mudarte, pertenencia a colegios profesionales, o publicaciones académicas.

El moño de cierre para un CV óptimo es que lo acompañe una carta de presentación que te permita diferenciarte de los otros candidatos, mostrar tu personalidad y aptitud para el puesto. Cuál es tu objetivo profesional y qué representaría para vos asumir esa posición. Claro la carta suma valor al currículum cuándo se tiene un objetivo claro y particular, no aportan nada al reclutador las frases comunes como: “mi objetivo es crecer y desarrollarme en mi carrera profesional”.

Tanto la carta de presentación y el CV se deben cambiar y adaptar para cada empresa o puesto en concreto.