Fin de año es el momento de balances, reflexión y nuevas promesas. Unas buenas vacaciones y el comienzo del nuevo año son ideales para hacer un corte y preguntarse qué estuviste haciendo y qué metas querés alcanzar en el futuro. Potenciar tu carrera no solo depende de las oportunidades que se presenten espontáneamente, ni de los ascensos o logros que puedas conseguir en tu posición actual. Depende también de tu propia mirada sobre tus deseos y expectativas.



Quizás estés feliz en tu organización y en tu puesto. Quizás pienses que es momento de un cambio de rumbo o de hacer algún ajuste a tu plan de carrera. O tal vez consideres que es la hora de dar un giro de 180 grados para buscar nuevos horizontes en una carrera distinta. Para ayudarte a ver un poco más allá de la coyuntura, estos consejos simples te permitirán mirar en perspectiva tu trayectoria laboral:



Éxitos y fracasos. Un buen punto de partida consiste en listar los éxitos y fracasos profesionales del año que se va. Lo que importa es la honestidad para plantearte qué hiciste bien y en qué fallaste, manteniendo el eje en dos ideas fundamentales: ningún éxito es el éxito definitivo, y de las derrotas se aprende mucho más que de las victorias. 

Tus diez máximos logros pueden entrar directamente en tu CV. Tus nuevas habilidades y competencias, los proyectos finalizados, así como los seminarios y cursos realizados, se van a ver mucho mejor si los listás y los evaluás en el marco de tu carrera.

Pero así como es importante medir los éxitos, tenés que encontrarle la razón de ser a los fracasos. Listá los diez peores momentos del año en orden de importancia. Una discusión mal llevada, un email en el que no mantuviste las formas, una decisión errada, o ideas y planes que no llegaron a buen puerto. Incluso podés listar si tuviste problemas con colegas o jefes. Todo esto te dará una buena perspectiva de qué necesitás trabajar para hacer de cada uno de esos fracasos un aprendizaje.



Limpieza. Toda limpieza es una forma de liberar espacio, tanto espiritual como físico, para recibir lo que viene. Es una tarea tediosa, pero tiene recompensa. Empezá por lo simple: la casilla de correo electrónico, los papeles de trabajo que tengas en tu casa, las respuestas de agradecimiento y fin de año que tengas pendientes. Organizá y archivá todo lo que sriva y tirá todo lo que no necesites. Así como le das cierre al año que terminó, el que viene va a ser una puerta que se abre con nuevas oportunidades, contactos y proyectos. El orden y la limpieza te ayudarán a evitar que se superpongan con lo que dejaste atrás.



Reorganizá y repasá. ¿Quién sabe que va a traer el nuevo año en concepto de propuestas y oportunidades? Lo mejor siempre es estar preparado y receptivo. Reordená tu CV, jerarquizá la información y quitá todo lo que no sea necesario. Con tus nuevos logros y experiencias, redactá una nueva carta de presentación. Y, para terminar con este repaso que augura nuevas cosas, volvé a imaginarte en una entrevista de trabajo. Investigá sobre las preguntas frecuentes, las estrategias de respuestas y dale forma a tu relato sobre vos mismo. Quién sos y qué te gusta hacer, qué hiciste y cómo te ves en el futuro siempre son preguntas que vale la pena hacerse al menos una vez al año.



Fin de año es como barajar y dar de nuevo. No sabemos qué podremos hacer con las cartas que nos toquen, pero siempre es mejor tener una estrategia planteada para las diferentes posibilidades que pueden presentarse. Ocupá los primeros días del año en pensar qué metas profesionales querés alcanzar en el nuevo año. ¡Proponérselas es siempre el primer paso para alcanzarlas!