Según un estudio realizado por Randstad Technologies en Gran Bretaña, los empleadores del sector de tecnologías de la información (TI) cada vez se centran más en la búsqueda de empleados con capacidades blandas en adición a sus habilidades técnicas. ¿Qué quiere decir esto? Que un puesto tradicionalmente enfocado en las capacidades duras hoy requiere el apoyo de una serie de habilidades interpersonales, relacionadas estrechamente con la inteligencia emocional. A los ojos de los empleadores, las capacidades blandas crecen en importancia y empiezan a ser fundamentales, incluso en los perfiles en los que históricamente no hacía falta contar con esos atributos para desempeñar su rol en la organización.

Así, la capacidad más valorada por los empleadores que participaron de la investigación fue la de ser capaz de trabajar en equipo y, en segunda instancia, la capacidad de comunicación, esencial para relacionarse con colaboradores, pares y superiores dentro de la organización. El resto de los puestos los ocupan las capacidades intrapersonales, tales como una buena organización y una buena gestión del tiempo. Todo indica que el estereotipo del técnico  introvertido, taciturno y poco afecto a vincularse con el resto se va diluyendo.

Por supuesto, las habilidades técnicas siguen siendo esenciales para los puestos de TI. La experiencia, la formación y las destrezas duras son las que se revelan en los CVs de los candidatos a primera vista. Sin embargo, es en la instancia de la entrevista personal donde se muestra la presencia (o la falta) de las tan mentadas “soft skills”. En las diferentes instancias de un proceso de selección, estas habilidades permiten diferenciarse del resto de los candidatos, aportando un plus que los empleadores valoran cada día más.

Y si las relaciones intrapersonales e interpersonales son importantes, la imagen y la extroversión no se quedan atrás. Las llamadas características personales son complementarias de las capacidades blandas. Con respecto a ellas, los empleadores reconocen que es fundamental observar un desempeño efectivo y apasionado.

Según un estudio del grupo Development Economics, la falta de capacidades blandas y la poca inteligencia emocional cuestan nada menos que 88 mil millones de libras por año en Gran Bretaña. Y se espera que, para el año 2020, más de medio millón de candidatos británicos tendrá dificultades para conseguir empleos en el área de TI por carecer de estas habilidades.

El creciente protagonismo de las habilidades comunicacionales en las áreas de tecnología tiene que ver en gran medida con que hoy ya no hay trabajos que se realicen en soledad: la mayoría de los proyectos se lleva adelante en equipo, con gente proveniente de diferentes áreas, a veces con proveedores y consultores externos e incluso con personas de otros países, y cada uno de ellos habla un “idioma” propio. Esto hace que mantener una comunicación efectiva se torne crítico para que el equipo funcione y los proyectos lleguen a buen puerto.

En los departamentos de recursos humanos se priorizan cada vez más las capacidades emocionales y comunicativas en todos los estratos de la organización. Ya sea en puestos gerenciales, mandos medios o, como hemos comprobado, en los puestos técnicos y operativos, contar con estas habilidades hoy es un plus. Muy pronto dejarán de ser opcionales.