La posición del jefe es una función más dentro de las estructuras de organización de lasempresas. El liderazgo, sin embargo, es una cualidad que puede ejercerse de distintos modos, con enfoques variados ante los problemas e incluso con filosofías muy distintas en el momento de inspirar y guiar al equipo para alcanzar los objetivos propuestos.

Si querés saber qué tipo de líder sos, o querés ser, estas son algunas de las formas de liderazgo más comunes: 



El que “deja hacer”. A veces se tiende a pensar en que un jefe que no proporciona feedback ni supervisa cuerpo a cuerpo a sus colaboradores no es un líder. El estilo del “laissez-faire”, sin embargo, da cuenta que la ausencia de estas características también puede ser una elección consciente de un modo de liderazgo. Implementado habitualmente cuando un nuevo jefe llega para cubrir una posición vacante, esta variante puede dar buenos resultados en diversos contextos.

¿Qué tiene de bueno? Simplemente los empleados continúan trabajando como lo hacían. El líder, al no intervenir intensamente, deja hacer al equipo de manera que el trabajo fluye, lo que implica que no genera rispideces con decisiones abruptas a la vez que construye una imagen que por ser abierta no deja de ser sólida.

¿Qué tiene de malo? Eventualmente la falta de seguimiento y feedback causará incertidumbre en aquellos colaboradores que necesitan contención y refuerzos positivos en forma cotidiana. 

El autoritario. El autoritarismo como modo de ejercicio de la autoridad, tiene como características el consenso nulo, la toma unilateral de decisiones y una relación por lo general dura con los subordinados, en la que no hay mucho espacio para las ideas y los deseos de nadie más que del líder.

¿Qué tiene de bueno? Si el jefe es un líder con una visión definida y clara, es posible que aún cuando genera antipatías, sea eficiente como conductor para alcanzar los objetivos  propuestos. Por lo general, el liderazgo autoritario o autocrático es detallista y obsesivo, y si va de la mano con un plan genial, quizás sea bueno seguir sus órdenes.



¿Qué tiene de malo? Es casi una obviedad decir que la autocracia en la oficina va en detrimento del trabajo en equipo y la participación, e incluso puede generar un ambiente opresivo e incómodo. Todo líder autoritario encarna en sí mismo la negatividad y la severidad del que no acepta críticas, ni opiniones de ningún tipo.



Participativo. Uno de los mejores estilos de liderazgo, ya que construye su figura a través de la participación voluntaria de los demás. El líder asigna proyectos y tareas de importancia a los demás, creando una verdadera sensación de sinergia en la que los participantes del grupo en conjunto generan un resultado que no podrían tener por separado. 



¿Qué tiene de bueno? Fomenta la creatividad, la autosuficiencia y la confianza en los colaboradores, además de sostenerse en el trabajo en equipo. De aplicarse correctamente, genera un buen ambiente en el que todos se sienten parte, trabajan responsablemente y motivados.



¿Qué tiene de malo? En sí, el concepto del liderazgo participativo no tiene grandes defectos. Sin embargo, todo concepto se aplica a una realidad particular y el éxito dependerá en gran medida del perfil y actitud de los colaboradores. Si al hacerlos participar no han mostrado señales de engagement, o si han dado pruebas de no ser confiables, quizás el liderazgo participativo no sea el adecuado para ese equipo de trabajo.



Transformacional. El líder que patea el tablero. Este estilo de liderazgo se requiere cuando los líderes previos no cumplieron las expectativas o cuando hay un bajo nivel de motivación en el equipo. 

¿Qué tiene de bueno? El líder transformacional mueve las piezas, cambia los paradigmas, recupera la moral y cambia radicalmente las estructuras para buscar nuevos y mejores resultados.



¿Qué tiene de malo? Más allá de la típica resistencia al cambio y la incertidumbre que generan las transformaciones profundas, el mayor riesgo está en que ante tanto cambio se pierda valor en el proceso. 



Situacional. El liderazgo camaleónico. Adaptarse a las situaciones, analizar las posibilidades, y ejercer el liderazgo autoritario, participativo, libre o transformacional según más convenga.



¿Qué tiene de bueno? El líder situacional es flexible, dinámico e inteligente. ¿Se necesita tomar una decisión rápida? El líder situacional se pondrá en la piel de un jefe autocrático. ¿Hay que delegar? Entonces fomentará una base de liderazgo participativo. ¿Los empleados necesitan espacio para trabajar? Entonces el líder situacional los dejará hacer.



¿Qué tiene de malo? Un cambio abrupto desde un “dejar hacer” a tomar decisiones autoritarias puede enviar mensajes confusos y generar cortocircuitos entre los colaboradores. Como con todo camaleón, su piel puede cambiar tanto que haga que ya no recordemos su color original.



Y vos, ¿qué tipo de líder sos?