La búsqueda de mejores resultados en las organizaciones está siempre asociado a la productividad, un factor que no siempre tiene que ver con las ganas, la actitud o la competencia de las personas. Hay muchas formas de impulsar e incentivar la productividad de los colaboradores, desde simples fórmulas, a las más recientes innovaciones que se valen de plataformas de gamificación. 

Muchos son los factores que inciden en la productividad y de acuerdo a cómo se gestionen esos factores, tendremos un resultado de mayor o menor productividad:

  • Diferencias generacionales: es vox populi que la Generación Y no trabaja con las mismas motivaciones que los Baby Boomers. ¿No les gusta trabajar? No se trata de eso. Simplemente son protagonistas de un cambio de paradigma en relación al trabajo: pueden ser grandes y esforzados colaboradores, pero por razones y objetivos muy distintos a los de los trabajadores de las generaciones predecesoras. Para motivar a todo empleado es necesario entenderlo, comprender sus deseos y sus expectativas. 



Una buena comunicación y un approach correcto a los objetivos y las motivaciones que tiene cada generación respecto del rol del trabajo en sus vidas, será la clave para impulsar la productividad y la articulación intergeneracional.

  • Salud: Desde hace no mucho tiempo el mundo adoptó una política más orientada a lo saludable. Ser más sano, hacer ejercicio, no fumar, es mejor para el desarrollo de una vida plena y también para el trabajo. En forma creciente las organizaciones aplican programas de actividad física, descuentos en gimnasios, comedores saludables y otras iniciativas del estilo.  No solo por la demanda de sus colaboradores, sino porque también las empresas se benefician en forma directa con este tipo de políticas. Se ha comprobado que un entorno saludable mejora la productividad de los empleados, reduciendo enfermedades, aumentando la motivación y mejorando la autoestima.
  • Tecnología: está pensada para solucionarnos la vida, pero la realidad es que la apabullante innovación plantea más de un dolor de cabeza para las organizaciones. Celulares, tablets, WhatsApp, redes sociales, todos pueden provocar distracciones y falta de concentración en las tareas diarias si no se logra un adecuado equilibrio entre tecnología y productividad.
  • Trabajar sobre el clima: las reuniones, el espacio y el ambiente de trabajo, la relación con los superiores. Todos estos elementos son parte del clima laboral y pueden influir en la productividad de los empleados. Por eso, la capacidad de aggiornarse al ritmo de los nuevos tiempos es clave para que la comunicación fluya entre los que son agentes del cambio y los que mantienen las estructuras estables. ¿Las reuniones no producen lo suficiente? Habrá que revisar su desarrollo. ¿La comunicación no es buena? Será necesario agilizarla con nuevos medios. ¿El ambiente laboral es denso? Ningún colaborador estará al cien por cien si el lugar no potencia sus capacidades.



Las encuestas de clima, las evaluaciones de desempeño, los focus groups y otras herramientas del estilo resultan de utilidad para identificar factores y situaciones que afectan la productividad de los colaboradores. Hay que estar atentos, no dar nada por sentado y trabajar todos los días como si fuera el primero, buscando siempre ese delicado equilibrio que favorece la productividad.