Entre los factores principales para elegir un empleo hay uno que es universal: el salario y los beneficios deben ser competitivos. A partir de allí, el interés de los candidatos para elegir un empleador, o bien para irse o quedarse en una empresa, depende de muchos otros factores, en los que la mirada particular toma relevancia. El atractivo de una marca empleadora no es el mismo para dos empleados de distinta generación, ni tampoco para dos personas con distinta trayectoria o con diferentes perspectivas de cara al futuro, o incluso para una misma persona en dos instancias diferentes de su vida profesional o familiar. De la misma manera, los factores que atraen a los hombres hacia una empresa no son los mismos que atraen a las mujeres.

Si bien el salario sigue siendo prioritario para todos los grupos demográficos, las mujeres se distinguen de los hombres en algunos de los factores más importantes. Mientras que para los hombres las posibilidades de formación y un contenido interesante son elementos que consideran por encima de otros, para las mujeres el ambiente laboral y la flexibilidad en el horario de trabajo son motivos clave que determinan la preferencia de un empleador por sobre otro.

Estas conclusiones surgen de la opinión de más de 5.000 mujeres, y 4.800 hombres, que participaron en la mayor encuesta sobre employer branding realizada en el país para la tercera edición del  Randstad Award a las empresas más atractivas para trabajar en Argentina.

Una de las razones posibles para explicar esta orientación del género femenino es la necesidad de un balance más equilibrado entre su vida privada y su trabajo. Paradójicamente, un buen balance con la vida privada es también uno de los factores para la retención de las mujeres de más de 45 años. ¿Casualidad? De ninguna manera. Más bien, una demostración de consecuencia: el proyecto laboral y el de la vida deben correr en paralelo y crecer por igual.

En primer lugar, es real que la mayoría de las tareas del cuidado de la familia y el hogar recaen, en términos generales, mayormente en las mujeres. Esa puede ser una de las causas determinantes que hacen que las mujeres prioricen empleadores que les ofrecen la posibilidad de conjugar armoniosamente su faz profesional con las responsabilidades familiares, cuestión que actúa como factor de retención cuando ese equilibrio se logra.

Sin embargo, la mujer dedicada a la vida hogareña en exclusiva ya no existe: los años cincuenta han quedado muy atrás. Y es justamente la creciente inserción de la mujer en el mundo del trabajo que trae consigo una nueva forma de percibir las prioridades.  Son ellas quienes hoy están a la vanguardia, al priorizar el work & life balance por sobre otras cuestiones, mientras que para los hombres, tanto jóvenes como experimentados, no tiene tanta relevancia.

Una marca empleadora que desee atraer a las mejores candidatas del mercado laboral deberá prestar mucha atención a estos factores de atracción y retención. Observarlos, comprenderlos, y delinear la propuesta de valor de la organización son los pasos a seguir para darles lo que ellas quieren.