Ser emprendedor, dicen algunos, no es un estado, sino una forma de ser. Todos tenemos ideas y proyectos que, pensados, encauzados y presentados de forma correcta, pueden tener éxito y generar valor a la organización. Pero, ¿cómo hacer para que estos proyectos lleguen a buen puerto? La mira puesta en los objetivos fijados en muchos casos genera que los mandos medios no sean muy receptivos a las ideas innovadoras de los empleados, mientras que el desinterés y el temor a los riesgos se pueden presentar como barreras de cualquier proyecto, por más sólido que éste sea. 



Es por eso que enumeramos aquí algunos consejos para encontrar el camino y hacer que tu idea se vuelva realidad:

  • Tener una idea es bueno, tener un proyecto es ideal: a veces la noción de “tener una idea” nubla con delirios de grandeza hasta al hombre o la mujer más terrenal. Una idea sólida tiene que estar acompañada de un proyecto, el cual contiene a su vez un análisis pormenorizado del contexto, los beneficios, las inversiones y los riesgos a considerar para hacerlo realidad.
  • La presentación es clave: si una idea no puede presentarse en dos minutos, no está lo  suficientemente madura. Es la premisa del elevator pitch, o “presentación de ascensor”. Ser conciso y poder expresar en poco tiempo para qué sirve el proyecto y qué problema soluciona es una de las claves para conseguir la atención necesaria.
  • El jefe es el cliente: tal y como si fuera un producto, si el jefe no lo necesita, no lo tendrá en cuenta. Simplemente, es necesario entender cuáles son sus necesidades, motivaciones o expectativas con respecto a sus propios objetivos para poder captar su interés y hacer que se involucre en el proyecto. Llamar su atención es posible, siempre y cuando las ideas que reciba concuerden con lo que él o ella necesita. Si su respuesta es el desinterés eterno, el siguiente consejo es la solución.
  • Networking: si las barreras inmediatas no pueden superarse, o si los escalafones más altos simplemente no tienen interés en desarrollar los proyectos de sus empleados, es necesario establecer una red de contactos sólida a través de la cual diseminar la idea. El feedback  genera apoyo, y el apoyo general provoca el murmullo necesario para que el proyecto encuentre su propio cauce. 
  • Paciencia: es la mejor de las virtudes cuando hay que golpear puertas y presentar las propias ideas. No desanimarse y conocer todos los pormenores del proyecto a presentar, generar las oportunidades y tomarlas cuando se presentan. Un gran proyecto necesita una gran iniciativa y una mayor perseverancia, por lo tanto los fracasos son constitutivos del futuro éxito. Nos adaptan a la experiencia de intentar dejar una marca personal en la organización.



El popular escritor estadounidense Mark Twain decía que un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa. Entonces, ¿estás listo para llevar adelante tus proyectos?