Por Jorge Figueroa, Director de Public Affairs & Sostenibilidad de Randstad Argentina

Una de las principales consecuencias de la pandemia es su impacto en el mundo del trabajo, marcando una transformación tecnológica, social y económica. El distanciamiento y trabajo remoto, también impusieron nuevos formatos y desafios para poder seguir operando.

Quedaron expuestas desigualdades entre quienes tienen acceso y recursos para resolver estas nuevas condiciones y aquellos que se vieron más limitados para aplicar esta nueva normalidad. En este escenario, diversidad e inclusión fueron protagonistas centrales a la hora de lograr resultados diferentes y extraordinarios.

Hablamos de diversidad como aquello que nos diferencia, que nos da identidad, como diferencias religiosas, etarias, de género, raza, culturales, discapacidades, etc. Llamamos inclusión a la capacidad de convivir,  aceptar y respetar, para que cada uno logre su máximo rendimiento dentro de un equipo sin perder su identidad.     

Pre–pandemia, muchas organizaciones ya veníamos trabajando en proceso de I&D, programas de sensibilización, entrenamiento, cultura organizacional, procesos de selección neutros, sin discriminación ante cualquier forma de diversidad.

Pero nos sorprendió una situación extraordinaria, que impuso profundos cambios como el distanciamiento. Al principio, trabajar desde casa fue sentido como ventaja, pero luego surgieron el encierro, cambios en las relaciones sociales y en los equipos a distancia, con mayor impacto en las poblaciones más vulnerables, que vieron limitadas sus posibilidades de desarrollo, duplicadas sus tareas de cuidado, asistencia escolar a los hijos, tareas domésticas adicionales a las laborales, inconvenientes para el desplazamiento.

En este entorno, y con el foco en encontrar el mejor talento, diverso, innovador, flexible, con adaptabilidad cambio, comprobamos que la marca empleadora fue nuestro mejor aliado para conquistarlo y facilitar su atracción.

La pandemia aumentó la sensibilidad y atención de la sociedad  frente a la conducta y coherencia de las organizaciones,  lo que llamamos licencia social, cómo integramos los valores, la diversidad social e inclusión en nuestra empresa, como generamos igualdad de oportunidades y reflejamos nuestro compromiso ante el público de interés.

Nuestras investigaciones muestran que la mayoría de los candidatos percibe la reputación de una empresa por sus valores proyectados además del salario y beneficios. El talento exige marcas con valores, que apuestan por I&D.

Contar con talento diverso, programas de igualdad, estrategias de responsabilidad como parte de la cultura organizacional, reflejan una conciencia social y ambiental sólida, claves para una marca empleadora consistente con las expectativas de los candidatos.

Frente a una mayor migración global de talentos y formatos de trabajo cambiantes, el desafio de las organizaciones para atraer/retener talentos será gestionar  la diversidad. La cultura inclusiva será el atributo diferencial para asegurar la percepción de empresa atractiva para trabajar.

Columna de Opinión publicada en la edición N°1239 del mes de julio de 2021 de la Revista Mercado

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Jorge Figueroa

director de public affairs y sostenibilidad de randstad argentina

Jorge Figueroa cuenta con una trayectoria de 35 años, desarrollada principalmente en el área comercial de Randstad donde alcanzó la posición de director Comercial para Argentina y Uruguay, para luego asumir la Dirección de Outsourcing & Desarrollo de Negocios. Desde 2015 se desempeña como Director de Public Affairs & Sostenibilidad de la compañía. Por sus antecedentes y rica trayectoria, es un experimentado profesional con un acabado conocimiento de los actores y referentes del mundo del trabajo en Argentina y la región, y una alta especialización en temas de desarrollo sostenible, gestión del talento, RRHH y ,mercado laboral.