Gestionar sin GPS frente a una fuerza laboral empoderada
Por Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay
Hoy las organizaciones enfrentan un contexto especialmente complejo en materia de gestión del talento, en el que se visualizan dos grandes retos: uno vinculado a cómo liderar frente a una fuerza laboral empoderada, y otro relacionado con la necesidad de gestionar en un entorno de cambio constante que se da a una velocidad nunca antes vista.
El primer desafío tiene que ver con que nos encontramos frente a una fuerza laboral que ya no duda en ir tras lo que quiere y necesita, algo que no habíamos visto con anterioridad en el mundo del trabajo. La pandemia dejó una reconfiguración profunda de expectativas en relación a lo que las personas quieren de sus empleos, y hoy la realización personal y la búsqueda de una mayor flexibilidad ocupan un lugar central.
Esta claridad y empoderamiento de la fuerza laboral se ve reflejada, por ejemplo, en la búsqueda de un mayor equilibrio entre vida profesional y personal y en la demanda de flexibilidad como una condición innegociable. Así, equilibrio y flexibilidad se ubican hoy en el corazón de las decisiones de carrera de los trabajadores, redefiniendo el sentido tradicional del progreso y ambiciones laborales.
Las personas han desarrollado una mayor conciencia sobre el rol que quieren que el trabajo tenga en sus vidas, y esto ha generado cambios que llegaron para quedarse. La flexibilidad, entendida como concepto integral, es uno de ellos, aunque no el único.
Así como durante la pandemia la salud y el bienestar de las personas pasaron a formar parte de la agenda de acción de las organizaciones, en la post pandemia se consolidaron los conceptos de realización personal y felicidad como dimensiones centrales en la ecuación laboral.
Este cambio de expectativas, impulsado por una fuerza laboral más empoderada, está obligando a las organizaciones a repensar su enfoque de cara al talento, y a redefinir su propuesta de valor para hacerla más atractivas a los ojos de los trabajadores, en un contexto donde el descalce de habilidades vuelve cada vez más compleja la competencia global por el talento.
El otro gran desafío que deben enfrentar las organizaciones es aprender a gestionar sin GPS. En un entorno de cambios permanentes y de velocidad inédita, ya no es posible tener todas las respuestas. La combinación de una fuerza laboral con nuevas prioridades y un mercado laboral en transformación constante genera un escenario de gran incertidumbre. Liderar en este contexto implica abandonar certezas, modelos previos y formas conocidas de hacer las cosas.
Estamos inmersos en un sistema complejo, donde múltiples variables se combinan, interactúan y abren nuevas posibilidades de evolución, lo que dificulta prever con claridad qué viene después. Esta dinámica vertiginosa nos impide, muchas veces, tomar perspectiva. Por eso, necesitamos tener una actitud de apertura a lo nuevo, a tendencias emergentes, a las ideas de los otros e, incluso, a aquello que creemos imposible, para tener mejores herramientas para liderar y gestionar en un mundo del trabajo atravesado por un verdadero tsunami de transformación.
No se trata solo de seguir las nuevas tendencias o de escuchar a las nuevas generaciones, sino de abrirnos de verdad a lo impensado, y asumir que no tenemos todas las respuestas. Este cambio de mentalidad también debe alcanzar a los líderes y managers de nuestras organizaciones, porque tenemos que construir un estilo de liderazgo alineado con este mundo en construcción.
Necesitamos pensar y actuar con mentalidad agile, buscando cómo innovar en lo que hacemos, ponernos en modo beta para corregir rápidamente lo que requiere mejoras y adaptarnos a gestionar en base al modo de ensayo y error.
Este entorno tan desafiante, nos exige estar atentos para anticipar hacia dónde van los cambios, pero también nos pide ser flexibles para responder a ellos en tiempo real.
Columna de Opinión publicada en el especial de Gestión del Talento de la edición 1264 de la Revista Mercado -Mayo de 2025-