Con el fenómeno del emprendedorismo, el trabajo freelance y los entornos colaborativos en franco crecimiento, las organizaciones se encuentran frente a la necesidad de adaptarse a las tendencias que impone un mundo del trabajo en plena revolución.

En este contexto, un murmullo subyacente que recorre las oficinas de todo el mundo desde hace unos años comienza a tomar la forma de una realidad cada vez más cercana: el modelo de ocho horas de trabajo en la oficina ya es cosa del pasado.

Según surge de los resultados del informe de Employer Branding 2016 de Randstad, que recoge la opinión de más de 200.000 personas en 25 países, se consolida la expectativa de los trabajadores por una mayor flexibilidad horaria. Se trata de una tendencia global, ya que 55% de la población activa mundial preferiría un horario de trabajo flexible y el 64% quisiera trabajar a distancia de alguna manera.

Al poner foco en el plano local, surge que los argentinos trabajan, en promedio, entre 35 y 50 horas semanales, según lo que refieren en el estudio. Del total de encuestados, un 53% afirma estar dispuesto a trabajar más horas. ¿Cuáles serían las motivaciones para hacerlo? Se enuncian diversas opciones, pero se destacan la búsqueda de un mejor salario, las promociones de carrera, y el desarrollo personal. En el extremo opuesto se ubica el 7% de los argentinos que indicó estar dispuesto a trabajar menos horas por un menor salario.

La creciente expectativa de los trabajadores argentinos por formatos de horarios más flexibles adquiere variadas formas. Del 58% que indicó que preferiría un horario de trabajo variable, un 34% vería con buenos ojos trabajar horas variables todas las jornadas laborales, mientras que un 16% preferiría jornadas más largas y semanas más cortas. Apenas un 8% se inclina por trabajar de forma variable todas las jornadas.

Dentro de las posibilidades de flexibilidad horaria, el trabajo remoto ocupa un lugar cada vez más relevante. El teletrabajo también es una tendencia en crecimiento, tanto a nivel global como local, que se confirma con los resultados del Randstad Award: un abrumador 75% de los trabajadores argentinos indicó que quisiera trabajar a distancia, ya sea todas las jornadas, jornadas fijas u ocasionales. Los principales drivers que impulsan estas preferencias son la búsqueda de un mayor equilibrio entre vida privada y trabajo y la reducción del estrés.

Hay muchos factores involucrados a la hora de establecer esquemas de jornadas laborales y horarios flexibles en una compañía. El tipo de cultura de la organización y las particularidades del sector al que pertenece son sólo algunos de ellos. Una empresa del sector bancario seguramente no aplicará las mismas medidas que una dedicada a la tecnología de la información. Y las posibilidades de flexibilidad que ofrezcan estos sectores quizás estén muy lejos de parecerse a las del sector farmacéutico.

En el centro de este debate está la capacidad de las organizaciones de ser atractivas para captar y retener talento en un mercado que se presenta cada vez más competitivo. Las compañías deben estar atentas a estas tendencias que expresan las expectativas que los trabajadores tienen del mundo del trabajo.

En este contexto es que las organizaciones tienen que encontrar el equilibrio entre sus requerimientos operativos, su cultura y sus tradiciones y la necesidad de aggiornarse para acercarse a lo que los trabajadores buscan en el ámbito laboral. Ahí se verá cuán atractiva es la marca empleadora para los tiempos (y los trabajadores) actuales.